“No les deseo (a las mujeres) que tengan poder sobre los hombres, sino sobre sí mismas” Mary Wollstonecraft
Quiero contar esta sencilla experiencia en la Casa Madre. Soy consciente de que es parte de un gran cambio que estamos viviendo como Humanidad y la Historia merece ser contada.
Cocreando desde el amor y la confianza
La historia de las mujeres apenas ha sido reflejada. A menudo creemos que lo que nos pasa es algo que vivimos tan íntimo y de forma tan humilde que no se muestra ni sale a la luz. Creo que es hora de cocrear la realidad colectiva. Es hora de formar parte de esta sociedad desde nuestro punto de vista, desde el más profundo sentimiento. Además, darlo como un regalo. Como el chorro de luz que entra por la ventana o el manantial que brota después de un aguacero… No por necesidad ni por vanidad, sino por puro amor y confianza. Poco apoco las corazas van cayendo y nos sentimos fuertes para construir y tejer la Vida, con mayúsculas.
Este pasado fin de semana tuve el honor de compartir y convivir con hermanas de camino, amigas y comadres en la “Casa Madre” de Orba (Marina Alta, Alicante).
Me invadió una sensación de bienestar y plenitud junto a un suspiro profundo… “Por fin ya estamos en casa” . Ya esta aquí la anhelada semilla de una sociedad sana, respetuosa, matrifocal, amorosa y coherente.
Tres madres en una Casa común, con nuestras criaturas. La comunicación sincera fluía entre tareas domésticas, nos permitimos el autocuidado. Un espacio donde damos sin más, pero sin forzarnos nada. ¡Me emociono de lo sencilla que puede ser la vida….!
Las criaturas y las madres se entrelazaban en un gozo, en una matriz común. Nos sentíamos a salvo, en paz. Seguras de poder hacer o no, de decir o no, lo que estaba vivo a cada instante.
Agradecida de que, después de 18 años de ser madre y mucha búsqueda en el camino, puedo seguir criando a los más pequeños de esta manera.
Gracias
Quiero agradecer,
A mi madre, que a pesar de ser separada de su madre y hermana no ha perdido la fe, la alegría y el amor.
A mis amigas, que han comprendido mi alma.
A los hombres, que tanto he deseado y rechazado a la vez.
A mi pareja, que siempre está mi lado a pesar de todo.
A Rosa Zaragoza y a Rocío Madreselva, por sus canciones de consuelo y esperanza femenina.
A Casilda Rodrigañez por ayudarme a entender de donde provenían mis sensaciones de pérdida, separación y melancolía profunda.
Al Vítex, planta amiga,maestra y aliada en mi propósito de Vida.
A mis hijos, por su amor incondicional y ser la extensión de mis alas.
A las mujeres con las que me he sentado y bailado en Círculo.
A la Madre Tierra, que siempre me cuida y me sostine.
A mí misma, por atreverme a cruzar el umbral del miedo y la inseguridad, permitiéndome equivocarme; por atender mi voz interior
Convirtiendo mis sueños en realidad, que son los de muchas también. Gracias
NOS AMO
Ana Vitex. Tejiendo Sororidad
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Precioso, Ana. Gracias por compartirlo.