Ya ha llegado la primavera solar. La mayoría de mujeres vivimos una primavera lunar en cada ciclo menstrual.
Primavera: entusiasmo, alegría y energías renovadas.
Se entiende como una etapa de entusiasmo, de explosión de alegría, también de energía sexual y sensual, de rejuvenecimiento, de vitalidad….
Estas cualidades se pueden atribuir tanto a la primavera lunar, que comprende desde el fin de la menstruación hasta la ovulación, como a la primavera solar, desde el fin del invierno al principio del verano.
¿Somos conscientes que cada mes la Luna ha dado una vuelta alrededor de la Tierra?, ¿De que en un año hemos dado una vuelta alrededor del Sol?…
¡Es tan maravilloso! Y se nos olvida sentir, agradecer y celebrar cada uno de los ciclos…el tiempo en espiral en el que todas estamos inmersas.
¿Somos conscientes de nuestras etapas en el ciclo menstrual? ¿Nos paramos a sentir, agradecer y celebrar nuestros ciclos corporales?
Si realmente nos permitiéramos vivir cada momento como realmente es, el invierno y la menstruación como espacio para el descanso, la introversión, la oscuridad, la revisión, el vaciamiento, la calma y sosiego… la primavera y la etapa “preovulatoria” sería vivida por todas nosotras como un auténtico renacimiento. Un invierno profundo y verdadero da lugar a una primavera profunda y verdadera.
La verdad es que, lo que no es natural, es pretender ser siempre igual. Vivir en un tiempo lineal, que se ilumina con luz artificial y una temperatura que siempre es constante.
Mi deseo, es conquistar nuestro vínculo con la Naturaleza y el respeto por los ciclos. Quizá nos demos cuenta que necesitamos descansar todavía un poquito más. Y es porque las mujeres andamos cansadas y estresadas, por tanta presión ejercida constantemente dentro y fuera de nuestra mente.
En conclusión, hemos de permitirnos hacer lo que necesitemos para poder resurgir de las sombras renovadas, enteras y seguras de lo que somos: “puro Amor en cíclica evolución”.
Quiero hacer contigo / lo que la primavera hace con los cerezos. P. Neruda