Conocer los signos de un ciclo menstrual saludable es importante por varias razones.
En primer lugar, puede ayudarnos a identificar posibles anormalidades en nuestro ciclo. Por ejemplo, si observamos cambios significativos en la regularidad o cantidad de nuestro sangrado, podría ser síntoma de un desequilibrio hormonal.
En segundo lugar, conocer los signos de un ciclo menstrual saludable nos puede ofrecer información valiosa sobre nuestra fertilidad. Por ejemplo, aprender a identificar los días de ovulación.
Además, nos puede ayudar a comprender mejor nuestras propias necesidades de cuidado y bienestar durante las diferentes etapas del ciclo. Por ejemplo, algunas mujeres experimentan cambios en su estado de ánimo, su energía o sus necesidades nutricionales durante distintas fases del ciclo menstrual. Entender estos cambios puede permitirnos una mejor autogestión y autocuidado.
EL CICLO MENSTRUAL ES MUCHO MÁS QUE LA MENSTRUACIÓN
Resulta obvio para muchas, pero todavía hay quien se confunde. La regla no es más que una etapa de todo el ciclo menstrual.
Parece que lo más importante del ciclo sea el sangrado, acompañado de unos días de dolor, cansancio y malestar. Es lo más visible, pero no lo primordial. En verdad, la ovulación es la creación vital de cada ciclo.
Nos falta información sobre las referencias de qué es un ciclo menstrual sano, por ejemplo, la duración del ciclo, si el sangrado es escaso o abundante, el color y la textura del sangrado, las sensaciones a lo largo de todo el ciclo completo, la ovulación, los cambios emocionales, los niveles de energía, los niveles de inflamación…
Es importante conocer nuestro cuerpo, porque cualquier cambio o desequilibrio puede indicar problemas ginecológicos, infección o perimenopausia.
Por esto es importante llevar un control del ciclo, saber qué le ocurre a nuestro cuerpo es información muy valiosa.
CANTIDAD DE SANGRADO
La cantidad del sangrado menstrual es un punto más a la hora de detectar si tenemos un ciclo menstrual saludable.
Se considera una cantidad normal, que el sangrado sea de unos 80 cc en cada menstruación, con un día de sangrado intenso.
Menorragia: cuando el sangrado es abundante
Puede estar producida por:
– Adenomiosis y endometriosis.
– Miomas.
– Hemorragias anovulatorias.
– Trastorno de coagulación o hemorragia.
– Hipotiroidismo.
– Anemia.
¿Qué puedes hacer para reducir el flujo menstrual?
– Tomar un suplemento de hierro orgánico.
– Evitar la caseína A1 (lácteos).
– Aumentar los niveles de progesterona natural. ¡Ahí entra Ginevítex en acción!
También tenemos el caso contrario.
Hipomenorrea: cuando el sangrado es escaso
Se considera escaso cuando está por debajo de los 50 ml.
Se puede producir por:
– Etapas de la vida, como la pubertad o la perimenopausia.
– Consumo de anticonceptivos.
– Estrés.
– Falta de nutrientes o de peso.
– Enfermedad de tiroides.
COLOR Y TEXTURA DE LA SANGRE
La sangre de la menstruación, en un ciclo menstrual sano, es de color rojo brillante y sin coágulos.
– Si notas la sangre menstrual marrón, al comienzo o al final de la regla, es porque la sangre es más antigua y ha tardado más en salir del útero. Es normal en caso de que sea un día o dos, si son más días, indica bajos niveles de progesterona.
– Si la sangre es rosada, puede ser por bajos niveles de estrógenos o anemia.
– Si la sangre es gris, puede ser por infección de transmisión sexual o aborto.
En la menstruación no debe haber coágulos. Según la medicina tradicional china, la presencia de coágulos está relacionada con la salud del hígado, el cual es el encargado de eliminar el exceso de estrógenos, la principal causa del desequilibrio hormonal. Así que necesitamos que esté bien para cuidar nuestra salud hormonal.
Hábitos que pueden ayudarnos a cuidar nuestro hígado y salud hormonal
– Evitar medicación como la píldora, ibuprofeno, etc.
– Dejar 12 horas entre la última ingesta y el desayuno.
– Evitar azúcar, café, alcohol, lácteos y fritos.
– Tomar plantas medicinales y caldos depurativos.
– Comer brócoli y crucíferas.
– Usar cosmética ecológica.
– Exfoliar nuestra piel.
– Hacer ejercicio para sudar y exhalar.
– Tomar Ginevítex a diario.
EL OLOR DE LA SANGRE
El olor de nuestro flujo nos puede indicar si tenemos un ciclo menstrual saludable, porque nunca debe oler mal, tampoco la sangre menstrual.
La sangre menstrual tiene un olor metálico, como la sangre de cualquier otra parte de nuestro cuerpo, pero hay factores que pueden influir en que el olor sea más intenso:
– Algunos medicamentos pueden producir alteraciones en el pH vaginal.
– El sudor tiene una química propia. Al entrar en contacto con el flujo menstrual, la sudoración incrementa la temperatura, la oxidación y, por lo tanto, la descomposición de los tejidos intrauterinos.
– El pH de la vagina puede cambiar durante el ciclo menstrual. A veces, estas variaciones se descontrolan de manera natural, lo que haría que la sangre menstrual huela más dulce o ácida de lo normal.
– Las duchas vaginales, además de descontrolar el pH, pueden causar desequilibrios importantes, como sequedad, flujo anormal, infecciones, etc.
– El uso de tampones y compresas convencionales. Están diseñados para absorber el flujo menstrual y que nos cambiemos a menudo.
Contienen sustancias tóxicas y material no transpirable, que aumenta la temperatura y la humedad, acelerando la descomposición del flujo menstrual y el proceso necrótico del tejido endometrial expulsado.
En el etiquetado debería ser obligatoria la descripción detallada de los ingredientes de estos productos.
Que el olor sea más intenso debido a alguno de estos factores no indica que haya algún problema en nuestro ciclo.
¿Cuándo debemos preocuparnos por el olor de nuestra sangre menstrual?
El olor a pescado podrido. Si percibes un olor fétido en la regla, es un claro indicio de que algo no va bien.
¿Cómo mejorar el olor de nuestra sangre?
– Cuidar la flora vaginal, evitar las duchas y jabones vaginales.
– Usar productos de recogida menstrual, naturales y respetuosos con nuestro cuerpo o practicar el sangrado libre.
– Usar ropa interior 100% algodón.
LA OVULACIÓN
Tener una ovulación sana, saber que ovulamos y cómo ovulamos, nos puede dar mucha información sobre cómo estamos.
La ovulación se produce por la acción de las hormonas:
– Al principio del ciclo menstrual, empezamos a producir hormona foliculoestimulante (FSH), para estimular a los folículos, que se encuentran en los ovarios, y el óvulo empieza a madurar.
– Estos folículos, a su vez, empiezan a producir estrógenos. Esto provoca que el endometrio, el tejido que recubre la pared del útero, empiece a prepararse por si se lleva a cabo la fecundación, para que el embrión se implante en él.
– Cuando el estrógeno alcanza un determinado nivel, se empieza a segregar hormona luteinizante (LH) que es la que va a provocar que el óvulo ya maduro se libere del folículo. Y así comienza la ovulación.
¿Cómo saber si estamos ovulando?
– Sentir un pinchazo: Esto sucede porque, a nivel fisiológico, el folículo se abre para dejar paso al ovocito y ahí dentro hay un líquido que, al abrirse, se inflama el ovario.
– El flujo vaginal: Este es un cambio físico muy evidente que podemos ver solo con ir al baño. El flujo vaginal es mucho más abundante, tiene una textura como si fuera clara de huevo y es super elástico. También cambia el olor del flujo, suele ser un olor más dulce, menos ácido.
– Posición del cérvix: El cuello del útero sube y se vuelve muy suave y está abierto y húmedo.
– La temperatura basal: Cuando se da la ovulación y aparece la progesterona, la temperatura del cuerpo puede subir casi hasta 1 grado. Esto es un pico que se nota, cuando te estás tomando la temperatura basal todos los días, ves que de repente sube.
La ovulación también se puede ver afectada por el estilo de vida (no dormir bien, estrés, alimentación, vida familiar y laboral…).
NIVELES DE INFLAMACIÓN DURANTE EL CICLO
Durante el ciclo menstrual, la inmunidad también cambia cíclicamente regulada a la danza hormonal del estrógeno y la progesterona.
Podemos decir que nuestro sistema inmune es cíclico.
Cada ciclo menstrual saludable cuenta con procesos inflamatorios y antiinflamatorios:
– Durante la menstruación y ovulación: mayor inflamación.
– Fase lútea media: entorno más antiinflamatorio, gracias a la acción de la progesterona.
Las mujeres que padecen alguna enfermedad inflamatoria o alergias pueden ver cómo les afecta esta ciclicidad del sistema inmunitario, según el momento del ciclo menstrual en el que se encuentren:
– En la primera fase del ciclo, la inflamación puede empeorar la sintomatología de algunas enfermedades inflamatorias, aunque también estaremos más protegidas ante infecciones.
– En la segunda fase del ciclo, con la subida de los niveles de progesterona, puede disminuir la respuesta inmunitaria, porque biológicamente nos abrimos a albergar un nuevo ser. Esto puede reducir los síntomas de enfermedades inflamatorias, pero seremos más susceptibles a las infecciones.
Recuerda que son muestras de un ciclo menstrual saludable mientras no sean síntomas severos.
Nuestro cuerpo es sabio. Cualquier signo que se salga de lo normal nos da pistas de que existe un desequilibrio.
NIVELES DE ENERGÍA A LO LARGO DEL CICLO MENSTRUAL
Conocer mejor nuestro ciclo no solo nos ayuda a planificar el embarazo, sino que también puede ayudarnos a planificar nuestra rutina de ejercicios o nuestro calendario profesional o social.
Durante los periodos de baja energía, lo ideal es adaptarse:
– Relajarse y practicar el autocuidado.
– Hacer, por ejemplo, yoga en vez de entrenamientos de alta intensidad.
– Acostarnos más temprano o dormir hasta tarde para compensar la pérdida de sueño.
– También podemos comer alimentos que se ha demostrado que dan más energía, como por ejemplo, las naranjas, los plátanos, los frutos secos o nueces y las verduras de hoja verde.
Dentro de un ciclo menstrual saludable nos encontramos con diferentes niveles de energía que podemos tener, dependiendo del momento del ciclo en el que nos encontremos.
Estos niveles de energía fluctúan por los cambios hormonales, sobre todo por el estrógeno y la progesterona. Es una danza hormonal perfecta, pero fácilmente perturbable.
El nivel de nuestro estrógeno y nuestra energía están alineados. Suben y bajan juntos.
Cuando el estrógeno está alto, es probable que sintamos mucha energía, y cuando está bajo ocurre lo contrario.
Como el estrógeno está relacionado con los niveles de cortisol y testosterona, que aumentan de manera natural los niveles de energía, los cambios hormonales pueden afectar a nuestra productividad a lo largo del ciclo.
En el caso de la progesterona, las cualidades son más regenerativas e introspectivas. Es una hormona calmante del sistema nervioso, nos ayuda a regresar a nuestro centro, nuestra verdad y nuestra intuición. Tenemos más sentido crítico.
Cuando está alta, podemos notar un aumento en nuestros niveles de energía y fuerza para poner límites.
Además, es responsable de estimular el cerebro para que produzca un neurotransmisor llamado ácido gamma-aminobutírico (GABA), que puede hacer que nos sintamos más tranquilas, relajadas y puede ayudarnos a dormir mejor.
Sin embargo, cuando la progesterona está baja, que es el desequilibrio hormonal más frecuente, podemos experimentar patrones de sueño alterados y todo el conjunto de síntomas del llamado “síndrome premenstrual” (SPM), lo que reduce nuestros niveles de energía.
LAS EMOCIONES DURANTE EL CICLO
Con el ciclo menstrual cicla todo nuestro cuerpo, y con cada hormona también cambian las emociones.
¿Te ha pasado que un día te levantas y te sientes de una determinada manera, sin que haya ocurrido nada que lo justifique?
Esto nos pasa a todas y no estamos locas, es porque las hormonas en general, y las sexuales que rigen el ciclo menstrual en particular, están íntimamente ligadas a las emociones. Y a su vez cada mujer lo vivimos de forma única.
Es fácil convivir con ello cuando las emociones nos resultan agradables, pero, ¿qué ocurre cuando son emociones incómodas?
Nuestra mente ha sido entrenada para juzgarlo todo, también lo que sentimos. Hay un decálogo de emociones “buenas” y “malas”, así que al reprimir, ocultar o transformarlas, no las acogemos y liberamos de forma natural, y esto merma nuestra salud, nuestra plenitud y autenticidad.
Lo importante es distinguir si el grado es sano o disfuncional y si se debe a nuestros cambios hormonales normales o no.
Somos cambiantes, sí, pero esto no debería incapacitarnos en nuestro cotidiano.
Y aquí está la cuestión, ¿acaso es sano el ritmo de vida que se pretende que llevemos?
Estamos intentando encajar en un molde imposible y esto nos daña, porque la primera causa de desequilibrio hormonal es la cultura y el estilo de vida, que nos aboga al sobreesfuerzo y al estrés continuado.
LA LIBIDO Y EL CICLO MENSTRUAL
En un ciclo menstrual saludable, la libido varía según el momento del ciclo menstrual en el que nos encontremos.
Nuestra ciclicidad afecta a nuestro deseo sexual y a la manera en que interactuamos con otras personas.
Hay momentos de nuestro ciclo en donde nos encontramos en apertura al mundo, con más ganas de conexión, donde podemos sentir más deseo sexual hacia otra persona.
Y hay etapas en las que ese deseo sexual está más hacia nosotras mismas.
¿Cómo cambia la libido a lo largo del ciclo menstrual?
– Fase menstrual: Durante la menstruación es posible que nuestro deseo sexual aumente, aunque también hay mujeres que prefieren no tener relaciones sexuales en esta fase por el tabú que aún existe de mantener relaciones durante la regla.
– Fase preovulatoria: Es una fase en la que nuestro deseo sexual va aumentando poco a poco. En esta fase hay mujeres que prefieren dirigir el deseo hacia sí mismas en lugar de tener relaciones compartidas.
– Fase ovulatoria: Es el punto álgido de nuestro deseo sexual, ya que es nuestra fase fértil y, por lo tanto, es posible que tengamos más ganas de tener relaciones sexuales con otras personas.
– Fase premenstrual: Esta fase del ciclo menstrual es considerada como estéril, ya que el óvulo ha muerto al no haber fecundación. La energía empieza a replegarse hacia nosotras mismas, canalizando nuestro deseo sexual hacia otro tipo de procesos creativos.
Esto lo exponemos de manera general, ya que cada mujer es única y su libido puede ciclar de manera diferente.
CICLO MENSTRUAL SALUDABLE Y GINEVÍTEX
Ginevítex actúa directamente en la hipófisis, aumentando la hormona luteinizante, que estimula la producción de la valiosa progesterona, de manera que ayuda a recuperar el equilibrio entre estrógenos y progesterona. Esto formaría parte de un tratamiento natural de las dolencias por desequilibrio hormonal.
Ginevítex te ayuda a alcanzar el equilibrio hormonal en armonía salud-cuerpo-mente.
Recuerda que eres única, que cada ciclo es diferente y que Ginevítex ayuda a equilibrar tus cambios en la salud mental-emocional.
El cuerpo es sabio y gracias a su inteligencia biológica nos dice lo que necesita.
¡Las mujeres con síntomas no estamos enfermas, estamos vivas!