El solsticio de verano es una fiesta solar, cuando el Sol alcanza la plenitud y entramos en el verano. A partir de ahí, los días empiezan a menguar hasta el solsticio de invierno. Resulta una paradoja, como el ying y el yang. Como el ciclo femenino, que en la menstruación empieza a despertar el folículo que dará paso a la ovulación.
Cambio, renovación, limpieza.
Es un gran momento de cambio, de limpieza física y energética. Es tiempo de desprendernos de lo que nos sobra para dar cabida a lo nuevo. En las hogueras de San Juan Bautista, cristianización de la fiesta pagana, se quema lo que no queremos en nuestras vidas. También se pide al mar o al agua nuestra apertura a recibir lo bueno que haya para nosotras. El bautismo es la bendición del agua que representa la madre. El fuego representa al padre Sol y actúa de protección. Ambos necesarios para la creación de Vida.
Buen momento para renovar armario, limpiar la casa, cortarnos el pelo, para recolectar plantas medicinales y hacer ofrendas o rituales. Nos nace sin darnos cuenta, es algo ancestral unido a nuestra naturaleza. Recordamos los ciclos, aunque no seamos siempre conscientes de ello.
Danzando a Afrodita en el solsticio.
Este año 2017 ha coincidido con la luna nueva u oscura, una noche de calma profunda para renacer.
Hay templos y cuevas donde se calculaba la geometría para que solo en esta época penetrara la luz del sol en su interior.
En la zona donde vivimos, la Marina Alta, está la Cova de Bolumini en la Serra de Segària donde un rayo de Sol entra e ilumina la cúpula interior de esta cueva con efectos mágicos creados por la densa humedad.
El VII Encuentro de la Red de Mujeres de la Marina Alta lo celebramos el 22 de junio en la playa de Oliva, danzamos a la Diosa Afrodita e hicimos un rito de paso a una niña de 9 años, fue precioso.
Cuando nos unimos al flujo de la Naturaleza, todo es sincronía y Paz.
¡Un placer compartirlo!
Ana Vítex
“En las profundidades del invierno finalmente aprendí que había en mí un verano invencible.” Albert Camus