Hace unos años nos unimos a la convocatoria a la huelga feminista del 8 de marzo. La propuesta era una huelga de cuidados, ya que sobre los cuerpos de las mujeres recae la mayoría de responsabilidad de los cuidados. Porque una cosa es la huelga laboral, y otra la no vista ni reconocida: la doméstica, la invisible, la que sostiene la dependencia y sobre la que se alza la independencia de otras personas.
Así comenzamos desde Vitex Salud S.L., desde Ginevítex, a sumarnos a la huelga como empresa además de como trabajadoras.
Por un lado, convocamos, junto con otras entidades locales y municipales, una concentración y manifestación reivindicativo-festiva, llenando las calles de Orba de cantos, danzas, colores y voces mayormente femeninas, intergeneracionales y multiculturales.
Mi madre cogió el micro por casualidad e improvisó un manifiesto hablando fuerte y claro de lo que había sido la vida para las mujeres como ella, oprimidas en todos los ámbitos y las etapas de la vida. Fue muy emotivo para todas, la verdad. Recordé que ella siempre estuvo ahí aguantando, y yo desde niña observaba perpleja, y a menudo con rabia e indignación, tanta injusticia y abuso solo por el hecho de habitar un cuerpo con vagina. Nunca tenía descanso y siempre estaba al servicio de los demás…
Reconozco que lo que más me costó ese día de paro fue la cuestión doméstica, a pesar de haber acordado con mi familia me costaba dejar de hacer lo que llevo haciendo de forma automática tanto tiempo, sobre todo desde que fui madre. Me costaba simplemente sentirme merecedora de parar sin más, sin culpa. Parar era algo que los demás miembros de la familia se permitían sin ningún problema, y a mí me estaba suponiendo un gran reto.
Entendí que todavía había mucho que cambiar.
Esto de parar no era broma, aquí pasaba algo más potente de lo que parecía. En este modelo de mujer que puede con todo, ese “todo” incluye cada vez más cosas: estar informada intelectualmente, mantenerse en forma, tener hábitos saludables, estar sexy, activa social y sexualmente, colaborar con algún activismo, tener la casa genial, hacer comidas ricas y saludables, tener iniciativas… Se espera de nosotras que seamos lo más lineales y estables que sea posible, disponibles y al servicio de los demás.
MUJER CÍCLICA
Ser cíclica es algo que debe incorporarse como sociedad, y no como una carga, sino como un don de la naturaleza.
Igual que las estaciones o el día y la noche, la vida descansa y muere, y gracias a ello se renueva y renace una y otra vez. Es justo y necesario honrarnos y amarnos cíclicas, con agradecimiento.
“Nada nuevo nace si algo no muere”
– Marta Sánchez –
La tierra y el cuerpo de la mujer han sido tratados de la misma forma.
La tierra ha sido explotada sin dejarla en barbecho, en descanso, como se hacía de forma tradicional. La agricultura intensiva ha enfermado los suelos, los acuíferos están agotados y contaminados, ha mermado la biodiversidad, se han desequilibrado los ecosistemas…
Los cuerpos femeninos también están agotados, con dolores crónicos, ansiedad, depresión, falta de creatividad, problemas ginecológicos, digestivos, etc. Forzar al organismo nos sale caro, eso sí, somos grandes consumidoras de anticonceptivos hormonales, medicación tiroidea, antidepresivos, ansiolíticos, somníferos, analgésicos, excitantes, lubricantes, etc.
Vivimos en una cultura opresiva de lo cíclico, que nos limita a una línea infinita y rígida de imposiciones y autoexigencias, donde interesa cronificar la insatisfacción y el malestar para que sigamos buscando afuera lo que llene nuestro vacío, nuestra carencia.
Nadie nos ha contado que del vacío, de la nada, surge todo. Nadie nos ha enseñado a abrazarnos, a adentrarnos en nosotras, a parar y ver quien somos verdaderamente, desarrollar la intuición, discernir qué queremos, qué es bueno para nosotras y para el mundo y tener la fuerza para ir a por ello.
Se trata de reconocer que somos cambiantes, que diferentes dones y habilidades se despliegan a lo largo del ciclo, que todas las etapas son beneficiosas, saludables y necesarias, que nuestra energía expansiva es limitada y que debemos no solo dar sino darnos, porque si no enfermamos.
Ser mujer no es ser más débil, ni los procesos fisiológicos y naturales son enfermedades. Simplemente nos ha sido usurpado el conocimiento transgeneracional de cómo funcionamos y qué necesitamos para sentirnos súper bien.
“Una mujer sana se come el mundo”
– Dra. Juana Lafaja –
El sesgo de género se observa en todas las áreas. Los machismos y micro-machismos están tan implícitos que ni nos damos cuenta, y como transmisoras de valores, seguimos transmitiendo la desigualdad de forma inconsciente.
En el ámbito sanitario no se nos tiene en cuenta en los estudios clínicos, por ser más “inestables”. La medicación nos llega en dosis no adaptadas a nuestro organismo, los tratamientos y “vacunas” no tienen en cuenta cómo afecta al ciclo menstrual, etc.
Los problemas ginecológicos y relacionados están en auge debido a que el estrés, el sedentarismo y la contaminación afectan drásticamente en el sistema sexual femenino. Esto afecta a los niveles de energía disponibles, el descanso nocturno, las relaciones, el bienestar mental-emocional, etc.
“El patriarcado nos cuesta salud”
– Dra. Carme Valls-Llobet –
LA CICLICIDAD EN EL ÁMBITO LABORAL
Hoy en día hay muchas mujeres que se encuentran mal, no tanto como para estar de baja, pero sí como para ir forzadas, fatigadas, etc. Por la presión cultural no suelen decir nada, porque además se sienten culpables, defectuosas, no llegan a lo que se espera de ellas y, además, se considera normal, al fin y al cabo “son cosas de ser mujer”.
Se considera normal que haya molestias en la regla, en los embarazos, partos, en la menopausia… Se medicalizan procesos fisiológicos y naturales hasta el punto de creer que es una enfermedad algo natural.
No se atiende que hay malestar y que el cuerpo encarna un problema de contexto: la vida no está diseñada para la salud y el bienestar, es un molde artificial en el que debemos encajar. Por ello, a menudo, duele ser mujer.
“Caminemos juntas desde la diferencia, desde la escucha y desde el amor”
– Mónica Oltra –
En el ámbito laboral y académico no se tiene en cuenta nuestra ciclicidad ni cómo nos afecta en la salud, el rendimiento físico e intelectual o la conciliación con la vida familiar. Durante la pandemia el estrés doméstico y la demanda extra de cuidados ha superado los límites que ya eran extenuantes para muchas mujeres.
Desde Vitex Salud S.L. tenemos en cuenta los ciclos, no sólo para elaborar Ginevítex, sino para organizar nuestras funciones, tareas y horarios laborales.
Hay una transformación personal desde el momento en que se empieza a trabajar en el equipo Ginevitex, porque se trata de formar un equipo de personas complementarias, donde se entiende que la vida personal afecta. La empatía y la flexibilidad de ambas partes refuerzan el compromiso, la implicación y la motivación por la misión de la empresa en el día a día. Se trata de ser coherentes con los valores y el discurso del proyecto.
“Ginevítex, más que un producto, es un proyecto de vida al servicio de la salud femenina”
Para poder organizarnos y cuidarnos es preciso conocernos, saber identificar las propias necesidades, saber expresarlas (únicamente esto supone un gran reto de autoestima), reconocer nuestras virtudes y limitaciones para poder dar lo mejor de nosotras, sin perdernos a nosotras mismas.
Las fases del ciclo tienen rasgos generales comunes pero cada una los vive de forma única, así que es muy importante el autoconocimiento, la madurez y la honestidad para la organización favorable y equilibrada entre las necesidades individuales y colectivas.
En Vitex Salud S.L. las trabajadoras tenemos en nuestros contratos incluidas cláusulas que nos dan derecho a horario flexible, posibilidad de teletrabajar, jornada de 35 horas semanales con salario de 40 horas y derecho a descanso menstrual sin tener que recuperar las horas.
“El Poder de Parar es la base para el resto de superpoderes femeninos”
– Ana Vítex –
NUESTRA INICIATIVA: EL PODER DE PARAR
El ciclo menstrual y el desequilibrio hormonal constante afecta al sistema inmune, nervioso, etc., no porque seamos defectuosas o débiles, sino porque el estilo de vida, las creencias y la contaminación causan estragos en la salud. La creatividad, la sexualidad y la fertilidad, en un sentido amplio, fecunda, gesta y nutre proyectos de todo tipo, los cuales a menudo no se llevan a cabo porque no hay la energía necesaria para ello. Esto es una gran pérdida no sólo para esa persona, sino para su entorno y la humanidad entera.
“Lo que mueve la vida es el placer y no el dolor”
– Casilda Rodrigáñez –
En la iniciativa “El Poder de Parar” reivindicamos:
- Organizar la agenda de forma cíclica. Flexibilidad y adaptación a lo largo del ciclo en la distribución de tareas y funciones:
Por ejemplo:
En la etapa preovulatoria puedo estar con más energía expansiva y puedo hacer acciones comerciales o comunicativas, tengo mayor claridad mental para hacer cálculos o planificación, etc.
Sin embargo, los días con menos energía física como en la menstruación, en trabajos en los que hay esfuerzo físico importante o condiciones ambientales adversas, se podrían hacer tareas en las que se proteja de estos esfuerzos.
En la etapa premenstrual se puede aprovechar para ordenar, evaluar, poner límites, etc.
- Horario flexible: El simple hecho de poder adaptarse el horario y trabajar unas horas menos un día y poder recuperarlo otro, ya puede suponer un alivio. Un descanso en el momento oportuno ayuda al organismo a renovarse, permitirle al cuerpo el descanso que está pidiendo previene de enfermedades, desgaste y malestar. El sistema inmune cambia con el ciclo menstrual.
- Teletrabajo: A menudo basta con poder quedarse en casa para aumentar la calidad de vida, la conciliación, la reducción del estrés y la concentración.
- Descanso menstrual sin remunerar: Hay personas que realmente lo pasan mal y lo que suelen hacer es medicarse y aguantar. El descanso y la relajación es muy necesario porque el cuerpo ya está expresando que necesita parar. Hay procesos varios como migrañas fuertes, sangrados abundantes o tratamientos de fertilidad asistida que precisan reposo y cuidados.
- Descanso menstrual remunerado: Personas con diagnóstico de dismenorrea secundaria o primaria severa, procesos de abortos, o cualquier problema que requiera descanso, y no pierda derechos salariales por ello.
“El autocuidado no es autoindulgencia, es autopreservación y es un acto de batalla política”
– Audre Lorde –
Igual que se ha demostrado que la reducción de la jornada laboral aumenta la productividad, proporcionar espacio para la confianza, el autocuidado, el descanso, la comunicación y la flexibilidad genera relaciones responsables.
- También reivindicamos el reconocer que si hay malestar no es por ser mujer, ni es vergonzoso. La salud es asunto de toda la sociedad. Si enfermamos en nuestro ciclo es un asunto público y político, y habrá que ver qué es preciso hacer para que estemos más sanas, felices y más creativas e ilusionadas con lo que hacemos y cómo lo hacemos.
Ya está bien de medicalizar procesos fisiológicos normales, ya está bien de tapar nuestro malestar con medicación.
Necesitamos sociedades, estructuras, estilos de vida y puestos de trabajo diseñados para nuestra realización con nuestro potencial humano. No somos máquinas siempre iguales, somos cíclicas, sintientes y vivientes.
“Si una mujer ama su cuerpo luchará por sus derechos”
– Naomi Wolf –
Ana Vítex
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